El pasado 16 de septiembre se celebraron 205 años de la Independencia de México, pero ¿Realmente hay algo que celebrar? ¿Realmente somos independientes?
Vivimos en un país donde otros países se benefician más de nuestros recursos
que nosotros, donde se discrimina a los indígenas o a cualquier persona que
piense diferente, donde la represión es cosa de todos los días, donde ser estudiante es peligroso, donde el
salario es el mínimo del mínimo, donde los partidos políticos solo buscan sus
propios intereses y nos hacen promesas que se les olvidan en el instante en el que
obtienen el poder.
Y todo esto le es indiferente a la mayoría de la población. Para ellos, vivimos en un país donde no hay corrupción, donde no hay pobreza, donde no hay asaltos ni secuestros; donde no pasa nada.
Así como nos sentimos orgullosos de la mayoría de nuestro pasado, debemos luchar para sentirnos orgullosos de nuestro presente y tener un mejor futuro. Así como estamos buenos para la fiesta y para estarnos quejando, también hay que estarlo para exigir que se cumplan nuestros derechos y obligaciones; no permitamos más abusos.
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